SOY LA MAYOR DE CINCO HERMANAS Angelica Barcenas

Publicado el 1 de julio de 2024, 21:06

Juana, Inés, Celia, María y yo. ¿Mi nombre? No importa. Desde niña me acostumbre a no escuchar nunca mi nombre. Mi madre cuando me llamaba nombraba a todas mis hermanas, sin llegar a nombrarme y terminaba diciendo "tú, chingada escuincla".

Éramos tantas que se le olvidaba siempre, pero yo ya sabía que se refería a mi, porque era la mayor, era la que hacía el quehacer y hasta de comer. Mira esta cicatriz que tengo aquí en la pierna. Tendría como diez años cuando me quemé. Bajé una olla con agua hirviendo de la estufa y, como apenas la alcanzaba, que me la echo encima. Me quedó así de feo, porque no me atendió un médico, una señora de la vecindad me estuvo curando con puras hierbas. Mi madre creo que ni se enteró.

Cuando mi madre me veía llorando o no quería hacer lo que me pedía, se enojaba y me gritaba que yo era la mayor, que tenía que ayudarle, que por nosotras se mataba trabajando; pero en realidad, nunca trabajó, bueno, no tenía empleo en ningún lugar. Su trabajo consistía en llevar hombres a la casa, bailaba y bebía y a veces hasta se quedaban ahí; no faltaba quien la fuera a buscar y tenía, como ella decía, a los de planta. Algunos llegaban borrachos o iban a emborracharse con ella. Le gustaba tomar mucho.

Cuando no salía y nadie la buscaba, sacaba una botella que siempre tenía guardada en el ropero y tomaba ella sola. Prendía un radio chiquito y bailaba dando vueltas por todo el cuarto, sobre la cama o una silla. Aunque sonreía, creo que esto le daba tristeza, porque le rodaban unas lagrimotas hasta mojarle el cuello.

No sé leer bien, solo escribir algunas palabras y mi nombre. Fui a la escuela hasta segundo año, dejé de ir cuando mi madre se peleó con el señor Juan, el papá de Celia, Inés y María.

Juana y yo no sabemos quién es nuestro padre. Juana es la más chica. Desde que se peleó con el señor Juan, creo que se dedicó a su trabajo. Apenas me acuerdo de esto, estaba muy chica. Decía que el señor Juan tenía otra mujer y que ella ya no quería ser su querida, pero la verdad es que él le pegaba mucho y un día nos fuimos de la vecindad donde vivíamos con él. Desde entonces vivimos en esta vecindad, no conozco ningún familiar, mi madre nunca nos habló de su familia. Un día aceptó al señor Juan como amante. No me gustaba verla borracha, pero no le decía nada para que no se enojara, y de eso murió; de alcohol.

Yo ayudaba en las tareas del hogar a una vecina, ella me daba un dinerito, me regalaba ropa y comida. Un día me invitó a trabajar con ella, y mírame ahora, en el mismo oficio de mi madre, pero no en mi casa. A mí no me gusta emborracharme, me hago la tonta cuando me invitan una copa y luego los llevo al hotel y adiós. Si alguien me pregunta mi nombre, les digo que mi nombre no importa y me llaman como quieran."

 

1996

Ilustración: Gerardo Espinoza

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