En el México Novo hispánico, aparecen grupos o asociaciones de carácter religioso, cuyo fin es el culto o devoción a alguna de la advocación de Cristo y la Virgen María, y son llamadas cofradías, hermandades o archicofradías, siendo que sus actos públicos, cuya actividad más representativa es en la Semana Santa, se realizan en el anonimato, tras un capirote o capucha y un hábito, Las vestimentas y colores son variados, dependiendo de la devoción de la cofradía.
Estas tradiciones españolas fueron incorporándose en la vida de los tepejanos. En 1697 se constituye en Tepeji la primera hermandad del Santo Entierro de Cristo Nuestro Señor, cuyos estatutos y obligaciones se concentran en el libro de reglas de la hermandad, de fecha 1689, escrito en español antiguo. Este importante libro se encuentra resguardado por las autoridades de la Parroquia de San Francisco de Asís, en Tepeji del Río.
Ya en ese año se estableció una vestimenta que las diferenciaría de otras cofradías para lucir el Viernes Santo. Están asimismo obligados a sacar los pasos de la Pasión de Cristo, enfundados en túnicas negras o moradas.
En las reformas de la iglesia católica del año 1897 fueron suspendidas de sus actividades las cofradías en México por decreto de la Arquidiósesis de México, lo que incluyó a las hermandades tepejanas .
La Refundación de Hermandad
La hermandad del Santo Entierro fue refundada en Tepeji del Río en 1952 a propuesta de un ingeniero catalán de nombre José Terré, quien invitó a un grupo de trabajadores de la fábrica La Josefina a congregarse y refundar la Hermandad, siendo párroco el Pbro. Felipe del Águila.
"A partir del año 1952y precisamente el Viernes Santo, se verificó una procesión remedo de la que se hace en Sevilla, contando con penitentes y escenas de la Pasión de Cristo. En el año de 1953, atrajo a muchos forasteros"... Texto tomado de la Monografía de 1953, escrita por Don Guadalupe Jiménez y el profesor Ramón Ortiz