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8 de julio 2024. Los resultados electorales reflejan el rumbo que la ciudadanía quiere en la política y en el ejercicio de gobierno, el reto que se presenta ahora para las y los alcaldes entrantes es ofrecer realmente un gobierno distinto a los salientes y, sobre todo, que recoja las demandas sociales de quienes votaron por ellos/ellas y por quienes no lo hicieron.
Si comenzamos por definir las líneas políticas de morena, podríamos determinar que el postulado ético de “No mentir, no robar y no traicionar” es en sí ya una oferta de transformación de la administración pública municipal, pero ¿qué tanto estos postulados están arraigados en el sentir y en la práctica de quienes ejercerán el nuevo gobierno? La transformación no se da por decreto, es un proceso continuo y de largo aliento que requiere de nuevas formas de ver, hacer y entender la política y, sobre todo, es un proceso que debe de estar acompañado sí o sí por el respaldo popular, es impensable un gobierno de izquierda sin esta cualidad.
Intentar transformar el municipio utilizando las mismas formas con las que se ha venido manejado la administración pública sería como intentar construir algo nuevo sobre el fango y sin cimientos, quienes van a asumir su nueva responsabilidad este 5 de septiembre deben de tener claro la nueva estructura no solo del aparato administrativo, sino las estructuras normativas, las nuevas formas de relación entre gobierno y sociedad y, muy importante, el combate frontal y sin miramientos contra la corrupción para que el ejercicio del poder municipal no siga siendo el negocio perfecto para unos cuantos. Sin estas mínimas intenciones, no habrá transformación municipal y seguiremos viendo la misma administración cuyos únicos cambios visibles son, como siempre, los colores de las fachadas de los edificios públicos.
El papel de la sociedad es fundamental para la transformación municipal. En este proceso histórico actual, con lo politizado que está el pueblo, las buenas y las malas decisiones de los gobernantes municipales tendrán reacciones legítimas inmediatas, porque si algo ha cambiado en la cultura política de todo el país es que la gente ha asumido su responsabilidad social y ha asumido el protagonismo dentro de los procesos políticos. Difícilmente se tolerarán las viejas prácticas como el nepotismo, el amiguismo, el compadrazgo, los negocios en lo oscurito, una transformación profunda del municipio comienza con la eliminación de estos padecimientos todavía presentes.
Es indispensable pensar en la transformación de las áreas administrativas del gobierno. Limpiar de corrupción todos los espacios del poder debe ser lo primordial, no podemos permitir que las secretarias y/o direcciones sigan convertidas en puntos de negociaciones y acuerdos, sobre todo en el tema de obra pública donde es un secreto a voces cómo es que se reparten los dineros públicos y cómo lo que menos les importa es la calidad de la obra entregada a la población. Se debe de hacer un proceso de reingeniería administrativa que se adapte a las nuevas necesidades públicas y que tengan, como único propósito, servir y no servirse.
Por último, a quienes van a gobernar les deseo que asuman su papel como servidores públicos, que no se crean dueños del poder porque el poder no son ustedes y sobre todo, que si lo hicieren mal que el pueblo se los demande.
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